- Por un lado tenemos a los que deciden dejarse hundir. Total, para qué. Está todo tan roto a tu alrededor que por más que cambies no vas a conseguir nada. Por más que estudies, nadie te va a llamar para un trabajo; por más que te arregles, tu pareja no te va a volver a mirar con lujuria; por mejor que comas, no vas a dejar de ser el hipopótamo que eres. Estás de camino al fondo ¿qué más da todo?
Seguro que al leer esto habéis pensado en alguna persona de vuestro alrededor, o incluso en vosotros mismos. El problema con esta actitud es que normalmente va acompañada por una tremenda falta de objetividad. Dejamos de intentar las cosas sin saber siquiera si funcionarán. Cansancio puro de agotadora lucha diaria contra el rechazo. Piensas que todo está tan sumamente jodido que nada de lo que hagas va a tener un efecto en tu entorno ni en tu vida, que todo es tan inútil como pintar en el agua. ¿Sabéis que es lo que me parece más difícil en el mundo? Luchar contra uno mismo. Lo demás es superable. Todo lo demás. Pero cuando tú mismo eres quien pone las piedras en el camino... Pero es normal que las pongamos. Todos nosotros, ante la suficiente cantidad de presión, acabaríamos en este camino. Algunos pueden tener su límite muy lejano y no dejar de luchar ni aún viviendo en una caja de cartón, pero normalmente tras unos años de lucha, nuestros ánimos tienden a caer en picado y cada vez nos parece más inútil lo que hacemos. Además, no ayuda nada que los que han "seguido en la ola", sin tener que preocuparse en exceso durante años, en lugar de comprenderte te menosprecien por no haber sido capaz de seguir sus pasos.* Solo consiguen echar más leña al fuego en la destrucción de tu autoestima.
- Por otro lado tenemos el automachaque. Llega un momento en el que, por más que te intentes autoconvencer sobre que el problema está ahí fuera y no eres tú, empiezas a sentirte menos y menos válido. Empiezas a sentir que todo podría cambiar si hicieras más que la miseria que haces. Llegas a pensar que de los cuarenta millones de cosas que se te ocurre que puedes mejorar, crees que alguna, mágicamente, cuando la cambies, te hará alcanzar la meta que buscas. Igual es aprender un idioma nuevo. Es razonable, ¿no? Igual es aprender dos idiomas nuevos. Hay mucha gente que sabe cuatro o cinco y tiene trabajo. Igual es eso y hacer deporte. Y cuidarte. Y aprender a mecanografiar mejor. Porque 300 pulsaciones por minuto NO son suficientes. Y ser socialmente aceptable. Los raros no triunfan, así que aprende a ser sociable. Y ser más culto. Y dormir bien. Acabas llenando tu vida de cientos de miles de objetivos que nadie en su sano juicio es capaz de cumplir. Pero sientes que la única culpa de que tu vida sea una mierda, la tienes tú. Esto lleva asociado tremendas cantidades de estrés y autocrítica. Intentas estar tan pendiente de todo lo que estás haciendo mal que no ves las cosas que haces bien y te acabas odiando más de lo que es sano odiar nada.
¿Cuál es vuestra posición ante situaciones así?
*A toda esa gentuza que nos mira con menosprecio desde su pedestal de éxito social les digo: ¿Qué habéis hecho vosotros para estar donde estáis? ¿Cuántos de vosotros no han tenido padres acaudalados que se han encargado de limpiaros el culo, prepararos el almuerzo y fregaros los platos hasta los veintimuchos para que vuestro foco de preocupaciones se limite a aprobar una asignatura y emborracharos el fin de semana? ¿Cuántos de vosotros habéis realmente tenido dificultades en vuestra vida? ¿Cuántos os pagáis ahora mismo vuestros propios gastos en lugar de chupar del bote? ¿Cuántos le decís que no a ayuda externa porque preferís no salir el fin de semana y ser autónomos a aprovecharos de vuestra familia o de vuestra pareja para no tener que negaros a esa cervecita con los colegas? Poneos frente al espejo y tratad de imaginar detrás de vosotros a todas y cada una de las personas que os han ayudado a llegar a donde estáis. Ahora imaginad dónde estaríais sin todas esas personas. Y ahora, con un poco de abstracción por vuestra parte, tratad de entender que no todo el mundo hemos crecido en un entorno así.